Hacía mucho frío y simplemente tenía ganas de escribir, se agachó. En medio de la acera había un pedazo de carbón, deseó que fuera mas grande, igual lo agarró.
No había mucho ruido salvo el que salía de los apartamentos contiguos, era viernes. La música inundaba su cabeza, simplemente tenía mucha rabia. Había hecho exactamente lo mismo que ella hacia apenas un par de semanas y todo siempre le era fácil, pero no soportaba saberse engañado; no soportaba pensar que eso en realidad eso era lo único que pasaba.
El viernes anterior había vendido el último mueble que le quedaba, ya no hacia muebles. El insomnio le impedía trabajar de noche y de día era un ente que simplemente trataba de recordar y analizar que era lo que había hecho, repasaba su vida constantemente, como quien hace un inventario y vuelve a empezar con los ítems en otro orden. Quería conocer todos lo ángulos todas las posibilidades, quería objetividad, o por lo menos sinceridad.
Cuando se enfrentó a la inmensa pared blanca ya no supo que escribir o que dibujar, se sintió torpe. Trató de soltar el pedazo de carbón, pero sus dedos se quedaron pegados, hacia mucho frío. Un carraspeo seguido de pasos delató a un celador que se acercaba a él con parsimonia.
Si botaba el carbón quedaría al descubierto, era un estupidez, y ya estaba muy grande para andar rayando paredes.
Se quedó a esperar a que el tipo pasara.
- Que frío no?
- Si , ayer hizo más, hoy por lo menos se ve gente.
- mmjj, usted sabe si estará abierta la tienda de la esquina?
- Si esa esta abierta hasta las 11, y hoy como es viernes quizá la cierren mas tarde.
Se dio cuenta que estaba asustado y que por eso había empezado a hablar, le dio aún más rabia y sin decir nada empezó a caminar.
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